Alias El Primo posa para un retrato anónimo cerca de su casa en un barrio de Caracas, Venezuela, el 19 de marzo de 2023. "Desde pequeño era como una rueda suelta. Nos sentábamos en la vial toda la mañana y luego íbamos. Bajamos a coronar, robar y distribuir. El que nos agarró nos enseñó. Él planificó y nosotros ejecutamos, él era como el hermano mayor. Nos prestaba el arma y cobraba comisión por ello”, relata. "Nunca tuve una relación con mi mamá desde que dejé de estudiar. Me gustaba la calle. No compartimos esa relación madre-hijo. Ella se rindió antes de tiempo. Mis amigos me instruyeron. Había dinero, ropa nueva. Fueron enseñándome [la profesión],” el comparte. Mi mamá todavía me llama la oveja negra de la familia, todavía está viva. Se fue a otro país por la decepción. La policía me buscaba, me escondía y ellos [mi familia] pagaron el precio. Para mí era mejor que ella se fuera. Fue una protección. Hace cuatro años que no hablo con ella”, afirma. Cree que es mejor que las familias permanezcan unidas: “Prefiero que cada uno pelee con su familia al lado. Se separan porque todos buscan algo mejor, pero los niños son los que sufren. Se quedan solos y toman el mismo camino que yo".
Un muñeco de tamaño real que simboliza a Judas se quema en una calle del barrio Las Minas de Caracas, Venezuela, el 9 de abril de 2023. La quema de Judas es una tradición religiosa que se celebra en gran parte de Venezuela el domingo de Pascuas. Es particularmente famoso en Caracas, y los estados Lara, Cojedes y Aragua. Cobra un significado de justicia popular en el que el bien triunfa sobre el mal. La gente expresa su descontento con los que consideran traidores de la comunidad, por lo general políticos o figuras públicas. Pero muchas veces también los disfrazan que “malandros”.
Yahir Sánchez, 8, frente a la casa de su abuela en el barrio Catia de Caracas, Venezuela, el 11 de octubre de 2021. Su tía y cuidadora Yossy Arrieta cuenta que Yahir ha cambiado emocionalmente, llora por su mamá. Yossy comenta que es difícil explicarle por qué no lo llevó consigo. "Tenemos que luchar por nuestros hijos porque marcamos sus corazones. Si les preguntáramos, estoy segura de que dirían que preferirían morir de hambre antes que estar sin su mamá o su papá", dice.
Sebastián Junior Escobar, 6, juega a ser un monstruo cerca de la casa de su abuela Maritza Pacheco en el barrio Ruiz Pineda de Caracas, Venezuela, el 30 de junio de 2021. La madre de Junior fue a Panamá. Junior llama a su abuela "mamá". Casi no habla. Es inquieto e hiperactivo y parece no entender lo que escucha.
Un puesto estratégico para la banda que controlaba esta zona del barrio El Cementerio de Caracas, Venezuela, el 28 de octubre de 2021. El pequeño agujero en la pared es por donde pasaban los cañones de las armas de asalto. El barrio al suroeste de la capital fue escenario de enfrentamientos entre fuerzas policiales y bandas criminales durante julio de 2021.
Sebastián Junior Escobar, 6, mira a través de sus manos frente a la casa de su abuela Maritza Pacheco en el barrio Ruiz Pineda de Caracas, Venezuela, el 30 de junio de 2021. Su abuela Maritza no sabe leer. La casa no tiene número ni nombre. Viven con la pareja de Maritza, José. El padre de Sebastián apenas visita a su madre y a su hijo, es itinerante.
Juan David Torregrosa, 13, posa para un retrato en la casa de su madre en el área de San Blas del barrio Petare de Caracas, Venezuela, el 14 de abril de 2021. Su madre Eilyn Gutiérrez migró a Colombia para ganar dinero y enviarlo a su hijo. Estuvo allí durante 3 años. Juan David tuvo problemas de salud y ella decidió volver con él.
Escritos en la pared de un lugar estratégico en el barrio El Cementerio de Caracas, Venezuela, el 28 de octubre de 2021. Antes de estos enfrentamientos entre policías y bandas, los barrios Cota 905 y El Cementerio todavía estaban controlados por grupos armados. La comunidad afirma que los peores días de tiroteos fueron del 6 al 8 de julio. No pudieron salir de sus hogares por temor a verse en medio del conflicto.
Vista desde una azotea del barrio Petare de Caracas, Venezuela, el 13 de mayo de 2023. Esta es la zona más densamente poblada de Venezuela y ha sido el hogar de muchas bandas. En 2019 las autoridades iniciaron una persecución hacia las bandas criminales. Los enfrentamientos continúan con treguas de por medio.
Maryuri Rodríguez, 50, posa para un retrato en su casa con su perro "El Niño" en el barrio Petare de Caracas, Venezuela, el 14 de junio de 2023. Su hijo Frederick fue asesinado por las fuerzas policiales en 2014. "Muchos del barrio han migrado porque saben que los policías disparan antes de hacer preguntas", afirma.
Yender Mendoza, 8, sostiene una jaula con un pájaro mientras posa para un retrato con su abuela y cuidadora Ruby Mendoza en su casa en el barrio San Isidro de Petare en Caracas, Venezuela, el 8 de abril de 2021. La madre de Yender, Clara Franco, Se fue a Bogotá, Colombia, hace dos años y no se sabe cuándo regresará. Se fue a trabajar y a buscar mejor vida, pero luego se quedó allí durante la pandemia. Se llevó a su hijo menor, el hermano de Yender, a Colombia porque Ruby, su suegra, no podía cuidar de ambos.
Juan David Torregrosa, 13, descansa en su cama en casa de su madre en el área de San Blas del barrio Petare de Caracas, Venezuela, el 14 de abril de 2021. Su madre Eilyn Gutiérrez migró a Colombia para proveer para ambos por tres años. Juan David tuvo problemas de salud y ella decidió volver con él.
Kleiver Gabriel Pachecho, 2, se sienta sobre su hermano Álvaro Suárez, 10, en casa de su abuela en el barrio El Cementerio de Caracas, Venezuela, el 18 de agosto de 2021. Su abuela Domitila Padilla es hipertensa y no soporta las peleas entre los niños. Del 7 al 11 de julio se enfrentaron bandas de la zona y la policía. "Quiero que venga su madre. A mi edad no puedo cuidarlos, ellos deberían cuidarme". Álvaro dice que quiere ser abogado cuando sea mayor para ayudar a la gente. Quieren irse del barrio porque hay mucho peligro. "Prefiero estar con los malandros que con la policía", dice Álvaro. "Mi abuela dice que soy un malcriado.”
Alias Samuel posa para un retrato anónimo en la casa de su madre en un barrio de Caracas, Venezuela, el 13 de mayo de 2023. Está desempleado y su sueño era ser policía. “Por a mi mala cabeza hice algo que no tenía que hacer. He abandonado el sueño. Ahora tengo antecedentes penales y no puedo ser policía". Estuvo involucrado en un robo en 2022 y fue enviado a una celda de prisión. Para salir sin antecedentes penales la policía pidió 1.500 dólares. Su madre no tenía el dinero por lo que Alias Samuel asumió la responsabilidad del crimen. Su entorno es de violencia. "Ya querían matarme, tenían armas. Subí a visitar a mi novia y me siguieron 15 pistoleros". También cree que si no fuera por su madre sería un delincuente: "Si mi madre no estuviera conmigo, no sería nadie, sería la peor plaga de La Dolorita. Los niños de hoy si no tienen un papá las cosas son duras. Yo no tengo papá y a él nunca le importó. Si mi mamá se fuera, sería horrible porque ese amor maternal siempre se necesita. Una tía no es lo mismo. Sin su bendición, su comida. Si mi mamá se va [a otro país], caminaré detrás de ella".
Un pequeño altar para la víctima de una ejecución extrajudicial, Frederick, hecho por su madre Maryuri Rodríguez, de 50 años, en su casa en el barrio Petare de Caracas, Venezuela, el 14 de junio de 2023. Frederick fue asesinado por las fuerzas policiales en 2014 después de presuntamente estar involucrado en el robo de una tienda. Los agentes de policía escribieron en el informe que murió durante un tiroteo, pero el médico forense escribió que lo mataron a golpes y luego le dispararon. “No era completamente inocente porque sabía del robo, pero esa no era la forma correcta de hacer las cosas. Los agentes siguen trabajando con impunidad y situaciones como estas siguen ocurriendo”, afirma Rodríguez.
Agujeros de bala en un mural de la campaña de reelección de 2012 del difunto presidente Hugo Chávez, “Chávez corazón del pueblo”, en el barrio El Cementerio de Caracas, Venezuela, el 28 de octubre de 2021. Antes de los enfrentamientos entre la policía y las pandillas en julio de ese año, el Los barrios Cota 905 y El Cementerio todavía estaban controlados por grupos armados. La comunidad afirma que los peores días de tiroteos fueron del 6 al 8 de julio de 2021. No pudieron salir de sus hogares por temor a verse en medio del conflicto.
Un agente de policía posa para un retrato anónimo cerca de su casa en un barrio de Caracas, Venezuela, el 20 de junio de 2023. Dejó el país después de estudiar y estar desempleado durante mucho tiempo. Luego volvió para trabajar en la policía. No quería ser policía porque ganan un salario inferior a 6 dólares, el salario mínimo. Pero encuentra maneras de ganar un poco de dinero extra mediante favores, redadas y allanamientos. Dice que incluso los delincuentes migraron a causa de la crisis económica. Es consciente de que en todo el país los policías tienen una imagen incluso peor que la de los malandros y cree que algunos están intentando cambiar ese discurso. Cuando los niños ven pandilleros y policías en las calles piensan que esas son las dos únicas opciones para el futuro, dice.
Yender Mendoza, 8, sostiene una jaula con un pájaro en casa de su abuela en el barrio San Isidro de Petare en Caracas, Venezuela, el 8 de abril de 2021. Su cuidadora y abuela Ruby Mendoza dice que una mujer o cría a sus hijos mientras trabaja o los deja ir a la calle y los abandona. "Dejarlos es un riesgo grande porque aprenden muchas cosas malas y luego pueden ser hasta delincuentes, nunca se sabe. Mientras Dios me tenga aquí en la tierra, lo cuidaré. Es mi nieto, pero también es mi hijo." ella dice.
Yossy Arrieta, 40, posa para un retrato con su sobrino Yahir Santiago Sánchez, 8, frente a la casa de su abuela en el barrio Catia de Caracas, Venezuela, el 11 de octubre de 2021. Ella es higienista dental pero está desempleada. Tiene 3 hijos, el mayor vive con ella, los 2 menores en Colombia con su padre. Es la esposa del tío de Yahir. Su madre lo dejó al cuidado de su abuela pero como ella ya está mayor, Yossy la está ayudando. Cuenta que Yahir no está comiendo suficiente. Su madre Niulca Sánchez (25 años) desapareció. Es posible que haya migrado a Perú o Chile o se encuentra en el estado Bolívar. Su padre no asumió responsabilidad del hijo. No tienen comunicación con ninguno de los dos. Niulca se fue hace dos meses debido a la situación del país en busca de una mejor calidad de vida. No envía remesas.
Mariángel Vásquez, 1, bebe fórmula de una botella en el patio trasero de casa de su abuela, bajo una línea de ropa, el 28 de octubre de 2021. La madre de Mariángel, Raiza Vásquez, de 18 años, se fue a Colombia hace un año. Luego pasó a Perú y posteriormente a Ecuador. Migró porque no tenía recursos para cuidar a su hija. Se fue sin avisarle a su mamá, la abuela de Mariangel. Al principio enviaba remesas pero ahora no envía dinero porque no tiene trabajo. Con lo poco que les envió compraron pañales y leche. Mariángel no reconoce a su madre por videollamadas.